El tema del Día Mundial de la Salud de 2024 es “Mi salud, mi derecho”. Es decir: el derecho fundamental a la salud. El camino para lograrlo en todas partes y para todas las personas radica en proteger tanto el entorno natural como el legal.
Sin embargo, ambos están en peligro. A pesar de estar consagrado en las constituciones de al menos 140 países, el derecho a la salud sigue siendo inalcanzable para demasiadas personas.
Hoy en día, 3,6 mil millones de personas viven en áreas altamente vulnerables al cambio climático, lo que podría provocar 14,5 millones de muertes al año para 2050 (disponible en inglés). Las catástrofes naturales causadas por factores climáticos están desplazando poblaciones y poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y el acceso al agua limpia. Las temperaturas en aumento están propagando enfermedades transmitidas por vectores (organismos vivos, como los mosquitos) hacia nuevas regiones y aumentando el riesgo de enfermedades no transmisibles. La calidad del aire está empeorando, con 124 de 134 países y territorios que superan los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en términos de contaminación por partículas. La polución del aire, el suelo y el agua contribuyen a aproximadamente nueve millones de muertes prematuras al año (disponible en inglés), el 90 % de las cuales ocurren en países de ingresos bajos y medios.
Los entornos legales y políticos que deberían proteger el derecho a la salud están siendo objeto de ataques. Los marcos legales y políticos basados en la evidencia y los derechos conducen a mejorar los sistemas sanitarios, especialmente para las personas más marginadas. Sin embargo, todos los progresos realizados hasta ahora se están viendo socavados por los conflictos violentos, como los que ocurren en Gaza y Ucrania (disponible en inglés), los cuales están poniendo a prueba los sistemas de salud y exacerbando las desigualdades. Además, estamos viendo un resurgimiento de leyes que van en contra de los derechos LGBTQI+, la persecución de poblaciones ya vulnerables y las restricciones (disponible en inglés) cada vez más severas al derecho a la salud para mujeres y niñas. Estas injusticias están obstaculizando el acceso al derecho a la salud.
Necesitamos de manera urgente una transformación para asegurar el entorno propicio para la salud, fortalecer nuestros sistemas sanitarios frente al cambio climático y promover leyes y políticas equitativas que fomenten el acceso a la salud para todas las personas. Esto va más allá de las meras palabras; se trata de tomar acciones audaces y cooperativas para proteger nuestro entorno natural y establecer marcos legales de apoyo.